La supervivencia de tu matrimonio depende de cuánto respeten el pacto matrimonial que hicieron el día que se casaron. Deben decir con absoluta convicción: “El divorcio no es una opción. Nos casamos para toda la vida.”
Sin esta firme promesa, tu matrimonio estará expuesto a fallar en cualquier momento. Pero si mantienen sus votos, el matrimonio puede sobrevivir a todo. Descarten la idea del divorcio.
Tu matrimonio estará protegido del divorcio solamente cuando se comprometan a no usar jamás esa palabra. Antes de que puedan conocer la profunda seguridad y confianza que Dios pretende que disfruten
como pareja, necesitan estar seguros de que la relación está arraigada en un amor que nunca se rendirá.
¿Por qué es eso tan importante? En el Antiguo Testamento, el profeta Malaquías nos comunica lo que Dios dice: “Yo aborrezco el divorcio” (Malaquías 2:16). Si Dios aborrece algo, ¿no sería sabio que ustedes también lo agregaran a su lista de cosas aborrecibles? Dios se toma muy en serio el compromiso que hicieron ante Él en el día de su boda. Él es claro en ese tema: el matrimonio es un compromiso para la toda la vida.
El divorcio no debería ser considerado como una opción. Dios no dice: “Aborrezco a los divorciados.” Al contrario, Él ama a todo el mundo, incluyendo a los divorciados. Precisamente por eso es tan vehemente sobre el divorcio; conoce el dolor que provoca en las personas que ama. Es como si nos suplicara: “El divorcio lastima profundamente a todos los involucrados.(muchas veces lastimando a los hijos) No quiero que sufran. Háganse un favor: eviten el dolor, honrando el compromiso que hicieron para toda la vida.”
A continuación de su denuncia de divorcio en Malaquías 2:16, Dios provee dos antídotos contra el divorcio. Si se apropian estos mandamientos para su relación, darán pasos más importantes para proteger a su matrimonio del divorcio.
En primer lugar, dice que cuidemos nuestro corazón: “Cuídense en su espíritu.” “Yo aborrezco el divorcio – dice el Señor, Dios de Israel – “. . . Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros.” Malaquías 2:16
Este mandamiento sugiere que hay algo que está amenazando al matrimonio y que es necesario mantenerse en guardia. Nuestra cultura abiertamente tolera y facilita el divorcio. Una persona puede divorciarse prácticamente por cualquier motivo. Es una salida fácil para los que no quieren lidiar ni siquiera con los conflictos y adaptaciones normales de la vida de casado. Nuestra cultura parece decir: “Si tu matrimonio
no está funcionando de la manera que te gusta, divórciate de tu cónyuge y búscate a alguien que te guste más.” La “sabiduría” del mundo, difundida a través de dudosos canales, así como de revistas sensacionalistas y programas de debates, dice: “El divorcio es la solución para tus problemas matrimoniales.”
Pero Dios dice: “Aborrezco el divorcio”, y nos previene de adoptar esa actitud descuidada.
Puedes poner tu relación a prueba de divorcio ejercitando con regularidad seis facetas del amor:
1. Amor que perdona. Ofrézcanse mutuamente empezar de nuevo luego de una ofensa, ya sea grande o pequeña, confesándose consecuentemente los errores y perdonándose. El amor que perdona ayuda a que cada uno se sienta aceptado y conectado con el cónyuge.
2. Amor que sirve. Dedíquense a descubrir y satisfacer las necesidades más profundas del cónyuge. El amor que sirve los ayudará a sentirse comprendidos y honrados por su cónyuge.
3. Amor que persevera. Apóyense, aliéntense y consuélense en medio de las pruebas de la vida.
4. Amor que protege. Protege tu corazón y el de tu compañero(a) de las muchas amenazas contra el matrimonio. El amor que protege construye un sentimiento de seguridad y estabilidad dentro de la relación.
5. Amor que celebra. Busquen continuamente formas de disfrutar con el cónyuge emocional, física y espiritualmente. El amor que celebra les permite sentirse apreciados y cautivados por la otra persona.
6. Amor que renueva. Nunca te conformes con las cosas como están. Esmérate por mantener la frescura y el crecimiento en tu matrimonio. Renovar el amor ayuda a fortalecer el compromiso mutuo y mantener un matrimonio vibrante.
El segundo antídoto contra el divorcio en Malaquías 2:16 es: “No sean traicioneros.” Prometieron amarse, honrarse y apreciarse mutuamente.
Ambos deben mantener su palabra. No rompan la confianza revocando sus votos. Inviertan sus energías en el amor incondicional y la fidelidad al matrimonio, en lugar de inventar excusas y buscar evadirse.
Pregúntense continuamente: “¿Cómo podemos hacer para que nuestra relación sea más rica, más profunda y más plena a pesar de nuestros conflictos y luchas?”
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